domingo, 19 de abril de 2015

Shackleton: Las 'payasadas' de un genio

Fuente:www.readytogo.net
El fútbol británico vive mitificado de extravagantes e incomprendidos genios tanto dentro como fuera del campo. Desde George Best, pasando por Paul Gascoigne hasta el mismo Wayne Rooney. Excéntricos futbolistas, geniales en el césped. Ídolos de todo un reino. Pero todos ellos tuvieron su precursor. Un genio adelantado a su tiempo: Len Shackleton.

Nació en Bradford en 1922; su aura de talento precoz sorprendía a propios y extraños. Más sorprendió cuando en 1938 decide abandonar su ciudad para embarcarse en una aventura llamada Arsenal. En realidad fue una efímera aventura, pues dos años más tarde fichaba por el equipo de su vida, el Bradford City.

Jugando en “su” club, Lenny mostró todo su talento. Un delantero de jugadas de fantasía. Virtualidad ilusoria adornaban sus jugadas. Y sobre todo goles, muchos goles. Tanto fue así que el Newcastle United pagaría la cantidad de 13.000 libras de la época por hacerse con sus servicios. El Newcastle intentaba ascender y en ese intento se encomendaban a Shack para lograrlo.

Su debut con “las urracas” fue histórico. Victoria ante el Newport Country por 13-0, pero lo fantástico fueron los 6 goles que Len consiguió en la segunda parte. El record, ¡un hat-trick en 155 segundos!

Pero pronto la hinchada de St.James Park se dio cuenta de que Lenny era un genio dentro del campo, petulante fuera del verde. Su fachenda le permitía deslumbrar un día y, al siguiente pedir aumento de sueldo. Tras cada partido, Shack, endiosado, era capaz de retar a la directiva, al entrenador y hasta sus propios compañeros. Así pues, sus días en St. James Park llegaron a su fin. Ya se deslumbraba que Len Shackleton jugaba para la grada, no para ganar títulos. Ya la prensa británica lo había apodado como “El Príncipe Payaso”.

Newcastle United traspasaban a Len al Sunderland por 20.000 libras a final de temporada. Era finales de la década de los cuarenta.

“Espero que estén preparados para ver mi fútbol. No todos pueden decir eso”

Así fue, 11 temporadas en el Sunderland. Temporadas donde hizo la delicia de la afición de Roker Park y de sus rivales. Anoto más de 100 goles. No ganó ningún título importante pero dejó acciones de leyenda.

Cuenta que contra el Arsenal, a falta de 5 minutos, Shackleton regatea a dos defensas rivales. Sorprendentemente no encaró al portero, sino que plantó el balón en el punto de penalti, se sentó sobre el esférico y con un larde de bravuconada simula peinarse a la vez que se “mira el reloj imaginario” en su muñeca a modo de pedir la hora al árbitro.

En otra ocasión, Lenny corre con un balón hacia el córner para hacer una pared con el banderín. Delante de los contrarios. Jamás se supo si era un menosprecio a sus rivales o a sus propios compañeros.

Así se las gastaba Shackleton. Un futbolista fetén, místico. Su arrogancia, sin embargo, jamás le permitió jugar más de unas pocas veces con su selección nacional. A pesar que los hinchas pedían su presencia, sabedores de sus atributos innatos para el fútbol. Pero jamás un entrenador confió en él. Jamás dejó de ser “El Príncipe Payaso”.

El jugador que jugaba para divertirse y hacer disfrutar a los espectadores. Un genio que jamás olvidó que el fútbol no deja de ser un juego.

Artículo de @oscargomesende

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