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jueves, 30 de abril de 2015

¿Qué fue de... Andy Van Der Meyde?

Fuente: tracks.roojoom.com


Criado en la prolífera cantera ajaccied entre los Ibrahimovic, Sneijder, Van Der Vaart, Chivu o Maxwell destacaba un joven extremo. Ese era Andy Van der Meyde.

Andy era un extremo versátil. Velocidad y técnica a partes iguales. Inmenso talento para desbordar por ambas bandas. Era un generador infinito de peligro para los rivales. Ronald Koeman lo convirtió en un fijo del 11 del Ajax y con apenas 22 años, Van der Meyde era de los futbolistas con mayor futuro de Europa. La fama y el dinero comenzaban a aflorar en su vida. Esa generación campeona del doblete en 2002 vivía a ritmo vertiginoso, tanto dentro como fuera del campo.

Poco a poco, cada uno de esos integrantes prometedores comenzaba a abandonar el Ajax. Los grandes de Europa se peleaban por ellos. Así fue como el Inter de Massimo Morati puso sus ojos en aquel genial extremo. A cambio de 12 millones de euros, Andy se convertía en jugador del Inter de Milan. Su misión era devolver al conjunto italiano a “su lugar” de campeón. Llegaba con la etiqueta de joven y prometedor estrella. La realidad sería muy distinta.

En lo futbolístico, Andy nunca contó con la confianza de Zaccheroni ni de Roberto Mancini. La estrella se apagaba en el campo. El talento innato se veía superado por las circunstancias. Fuera del campo, la vida de Andy se convirtió en un degenere. Un auténtico festival de tonterías. Su vida privada se “comía” al jugador prometedor. Dinero y fiesta eran “malos amigos” en la vida milanesa de Andy.

“Salía viernes y sábados. Los lunes, martes y miércoles. Era una locura. Una manera de no pensar en más problemas”

Mancini hizo un intento en recuperarlo, pero era evidente que la carrera de Andy ya no era la de aquel prometedor extremo. Mancini desiste en recuperarlo y el Inter recibe una oferta de Inglaterra.

El Everton de David Moyes creyó en recuperar para el futbol a Van der Meyde. A cambio de 8,3 millones, Andy hacia las maletas a Liverpool.

“Me ofrecieron 37 mil euros mensuales, el doble de lo que ganaba en el Inter. Ni lo pensé. Lo primero al llegar fue comprarme un Ferrari y emborracharme en el News Bar”

Y lo malo se convirtió en peor. Quizás ya siendo tarde para Andy. El futbol no era su preferencia. El alcohol y la cocaína eran parte de su vida. Solo la fiesta, nada de futbol.

“Iba a casa a por ropa y decía a mi mujer que estaba recuperándome en un hotel”

Ya apartado de la selección holandesa, con un paso por el Inter marcado por el fracaso, su nueva aventura en el Everton no parecía mejorar la vida de Van der Meyde.

“Beber hasta explotar y la cocaína, era habitual. Estaba fuera de control. No podía dormir sin pastillas. Cosas fuertes que necesitaban receta médica los robaba al médico del club”

El 7 de agosto de 2006 es ingresado de urgencia por una mezcla de alcohol y cocaína. Es multado por el Everton, que aun así le da una segunda oportunidad. Pero su paso por Goodinson Park se resume, en poco más de 1000 minutos en tres temporadas y apenas un partido completo. En 2009, Andy abandona Liverpool. Nunca los tofees le recordaran por su fútbol, jamás nunca le echarán de menos.

Nunca es tarde para rectificar. Eso pensó Andy. Decidido a abandonar la mala vida y volver a los buenos hábitos, decidió recuperarse para la práctica del fútbol en 2010.

Fue el PSV quien lo recibió. Había convencido a Tied Rutten para una nueva oportunidad. Oportunidad que jamás llegó, pues su carrera había años que se había terminado. En 2010 con apenas 31 años, Van der Meyde colgaba las botas. El sexo, las drogas y el alcohol habían ganado el partido a aquel fantástico extremo que jamás pudo ser.



A día de hoy, Andy ya recuperado, es autor de su autobiografía e intenta ayudar a aquellos que como él, se desviaron del mal camino. Quizás su fatal experiencia ayude a muchos otros jóvenes que se puedan ver reflejados en lo que Andy quería ser y jamás llegó.

Articulo de @oscargomesende

¿Pasa algo?






El entrenador del Eibar, Gaizka Garitano, abandonó la rueda de prensa posterior al partido contra el Almería después de que algunos periodistas locales se quejaran porque las dos primeras preguntas y sus respuestas fueron en euskera. Ante las quejas de los periodistas presentes, el entrenador vasco respondió con un agresivo “¿pasa algo?”; y luego, sin más explicaciones, se levantó y abandonó a paso rápido la sala de prensa.

Al sr. Garitano.

Querido míster:

Vaya por delante que quien esto suscribe ha nacido en el País Vasco y ha aprendido algunas palabritas en euskera, que tiene familia allí y que sabe que es una tierra preciosa y escogida.

Algunos dirán que escribir sobre estos temas es meterse en un "fregao", pero yo no puedo evitar sorprenderme por hechos tan poco edificantes. Por eso, quiero contestar a su pregunta:

¿Pasa algo?

Pues sí, señor Garicano. Pasa que los periodistas presentes en la rueda de prensa (al menos la gran mayoría de ellos) no le entendían. Y lo mismo que ellos, la mayoría de aficionados de este país.

Pasa que los periodistas presentes sólo le pidieron que les tradujera sus palabras; y no creo, honestamente, que le exigieran hablar SÓLO en castellano. Pero querían (debían) transmitir sus declaraciones a los medios de comunicación y, en última instancia, a los lectores y aficionados. Por ello, es lógico que pidieran una traducción al IDIOMA OFICIAL EN TODA ESPAÑA.

Quizás se pusieron nerviosos, quizás se intranquilizaron en exceso al escucharle responder a dos preguntas en euskera. Mal por ellos. Pero no es suficiente motivo para salir huyendo. Un entrenador tiene que saber aguantar y estar al frente de su equipo en las duras y en las maduras, cuando le halagan y cuando no.

Pasa que usted tiene todo el derecho del mundo a hablar en euskera (¡por supuesto que sí!), pero no a salir corriendo de la rueda de prensa y a contestar con esa chulería (“¿pasa algo?”), que es más bien propia de los adolescentes. ¿Tanto le costaba respirar hondo un par de veces, fingir que no le afectaba y repetir lo mismo en el idioma de TODOS (que sabemos que conoce bien, ya que le hemos escuchado hablar en castellano perfectamente)? ¿Dónde estaba la ofensa?

Pasa que usamos los idiomas (todos) como armas de agresión, como muros de separación, jugando a eternos niños que tratan de afianzar su identidad poniéndose etiquetas diferenciadoras, en lugar de buscar un diálogo fructífero con los demás. Mal por los periodistas, y lamentablemente mal también por usted.

Pasa que ahora la anécdota del idioma se ha convertido en noticia, cuando debería ser tan natural y normal como la vida misma. Si usted hubiera hablado en euskera y, a renglón seguido, ignorando los gestos maleducados de los periodistas, hubiera repetido lo mismo en castellano, no habría habido noticia.

Pasa que no deberíamos estar hablando de estas cosas, y sí de la victoria del Almería, y de la derrota de su equipo, que lo tiene muy mal para seguir en Primera como siga por esta senda de resultados.

Porque el Eibar hizo una primera vuelta de la Liga admirable. Pero la segunda vuelta... ESO ES LO QUE PASA. No trate usted de esconderlo con su comportamiento. A ver si va a ser su Presidente, en euskera o en castellano, el que le diga finalmente “¿Pasa algo?”, pidiéndole las explicaciones que ayer no quiso dar.


A los periodistas:

Ahora quisiera dedicar unas palabras cariñosas a los periodistas que estaban allí:

¿Pasaba algo porque el entrenador del Eibar respondiera en euskera cuando le habían preguntado en euskera? ¿Pasaba algo por esperar unos minutos sin hacer ruidos ni gestos ni interrumpir, hasta que se produjese la tan ansiada traducción? ¿Pasaba algo por respetar el orden de las preguntas y de los idiomas que el Jefe de Prensa del Almería había dejado bien explicado en la misma rueda de prensa? ¿Pasa algo cuando un entrenador responde a preguntas de gente de todo el mundo, hasta en tres o cuatro idiomas distintos? No, señores, no pasa nada. Simplemente, que gracias a Dios estamos en una sociedad rica y multicultural. Aplíquense el cuento, y sumen un poco al buen entendimiento de todos, en lugar de restar.

Y ahora, sí, ya estoy preparado para que me lluevan las críticas desde ambos bandos...

Jaime Arias

miércoles, 29 de abril de 2015

Intensidad y pausa







Hay una serie de lugares comunes cuando solemos describir las virtudes (o carencias) de un equipo o un jugador de fútbol de base sobre los que valdría un poco la pena reflexionar. Uno es el concepto intensidad. La mayoría de las veces que lo he oído utilizar equivale a la invocación de una especie de tótem, de bálsamo milagroso, de lubricante imprescindible para hacer funcionar la maquinaria del equipo.

Es evidente que en la práctica del deporte, de equipo o individual, se requiere un gasto de energía adecuada para lograr nuestros objetivos y para contrarrestar al rival. Pero es un elemento más. Darle una preponderancia exagerada en la etapa formativa puede llegar a ser contraproducente para la mejora y el rendimiento de los deportistas. Primero porque se puede observar que hay quien convierte la intensidad en una definición-contenedor en la que se mezclan diversos factores vinculados a las capacidades físicas, pero también a aspectos de carácter o de maduración de los jóvenes deportistas. Este revoltijo de factores tan variados como son la fuerza, la velocidad (ya sea de desplazamiento o de ejecución), la motivación, la constancia, la pillería, etc., puestos todos en el mismo saco, puede provocar que algunos jugadores con talento, pero que no responden a la intensidad exigida por un aspecto madurativo o de talante, se sientan poco motivados para seguir en el grupo y, a la larga, abandonen la práctica del deporte.

Otro problema que puede generar una malentendida aplicación del concepto intensidad es que acabe derivando en una precipitación del equipo cuando tengamos la posesión del balón, tanto en cuanto a escoger la mejor línea de pase, como en la ejecución del gesto técnico, entre otros aspectos... Esto nos puede llevar a tener un grupo de jugadores que no saben aplicar el tempo necesario que reclama el juego en función del resultado, la zona del campo donde nos encontramos o el minuto del partido. En este caso, tendremos unos jugadores poco versátiles, acostumbrados a jugar siempre con la quinta marcha puesta, a piñón fijo, incapaces de hacer la pausa necesaria, especialmente en la zona de inicio y de creación. El concepto pausa es otro sobre el que habría que reflexionar. Al contrario que de la intensidad, he oído hablar, haciendo referencia al fútbol de base, como sinónimo de lentitud, de negatividad, de déficit del jugador, cuando no es más que la expresión del ritmo interno de un deportista que se para a contemplar todas las opciones, procesa la información y tomar la mejor decisión. Y estos jugadores no tienen precio, aunque la mayoría de las veces se les penalice más cuando pierden un balón que a los compañeros que lo hacen por una malentendida intensidad.


@martíayats

El balón de oro de la clase media



Tiempo ha me prometí que si algún día decidía sentarme y juntar unas líneas futbolísticas, lo haría sobre ese talento tan poco reconocido en nuestro fútbol como es Sergio García. No escribo para analizar su trayectoria, su palmarés, sus equipos ni sus números; sino para rendir un minúsculo homenaje a un tipo que pide a gritos el reconocimiento del fútbol nacional cada vez que se calza las botas y salta al césped. 

Actual buque insignia del RCD Español, símbolo 'Perico' y más que digno heredero de un brazalete que han portado auténticas leyendas del club como Pochettino, Tamudo o el tristemente fallecido Dani Jarque. Cualquier desconocedor de la historia de Sergio podría decir que su camino hacia el éxito habrá sido un plácido paseo desde los anillos de Montjuic -estadio donde el Espanyol fue local hasta 2009- al casi recién estrenado verde de "Corneprat" pero nada más lejos de la realidad, su carrera no ha sido nada sencilla. 

Tres descensos de categoría -Levante, Zaragoza y Betis- son tres pesadas cargas para un joven jugador que apenas había cumplido los 25 años. Todos sabemos la presión por parte de medios, afición, etc. que se crea alrededor de un equipo que desciende, y más si a ello le sumamos el clima de tensión que se genera en un club, en su cuerpo técnico y el vestuario en esas situaciones -en el descenso que vivió en Zaragoza, Sergio llegó a estar a órdenes de hasta 4 entrenadores diferentes- . Por ello, cabe también destacar, más allá de sus -evidentes- dotes futbolísticas, su capacidad mental para afrontar tales situaciones y continuar creciendo sin permanecer ajeno a todo. 

Evidente debilidad de quien escribe, Sergio se ha hecho un hueco inolvidable en las retinas de toda una generación de amantes del fútbol que, a golpe de tijera y tinte capilar, le hemos visto forjar una magnífica trayectoria futbolística. Sus filigranas, su dribling, la velocidad en la conducción, su descaro encarando a sus rivales, el manejo de ambas piernas, el gran golpeo desde media distancia, su olfato goleador, su sangre fría en el mano a mano y su polivalencia en la cancha han hecho de él un perfecto 10 y han encandilado a gran parte de los aficionados españoles, que todavía reclaman(mos) una mayor relevancia y reconocimiento. 

Sergio García supo reciclarse. Sus orígenes como profesional fueron como 9 "puro", debutando de esta manera con el F. C. Barcelona un 2 de septiembre de 2003 (20 años) tras dos excelentes campañas en el filial blaugrana -donde había destacado como killer- . Pero encajado entre centrales, con la movilidad reducida, "Falete" -apodo cariñoso con el que se le conoce entre la afición blanquiazul- apenas mostraba una mínima parte de su fútbol. Tras una gris temporada de cesión al Levante, recaló en 2005 en Zaragoza donde tampoco brillaría en su primera campaña, pero fue en el conjunto maño donde comenzó su metamorfosis. Con el puesto de 9 cerrado, por delante estaban un tal Ricardo Oliveira y, sobre todo, otro tal Diego Milito. Sergio se vio obligado a considerar otras opciones en su juego y ocupar puestos alternativos al "suyo". Justo en ese momento comenzó a nacer el crack que conocemos ahora. Partiendo desde la banda, con una velocidad y un desborde endiablados y cayendo al centro, formó una temible delantera junto a sus dos compañeros. Tal fue su aparición que, pese al turbulento descenso de categoría en 2008, Sergio fue una de las grandes sorpresas en la lista de Luís Aragonés para la Euro 2008 -que, a la postre, resultaría el inicio de la exitosa etapa de nuestra selección, pero eso es otra historia- .

Al término del Euro, ficharía por el Betis -fueron dos campañas con muchos altibajos aunque nadie allí dudó de sus cualidades- y, finalmente, terminaría regresando a su ciudad natal para recalar en el club rival: El R.C.D. Espanyol. Donde la estabilidad, la confianza y la madurez le llegaron, siendo éste el caldo de cultivo ideal para que el agrietado cascarón del Sergio García que comenzábamos a observar, fuese roto definitivamente mostrando así el superlativo futbolista que conocemos en la actualidad. Sin lugar a dudas, el Balón de Oro de la clase media. 

@AngelRoMon

Irán, triunfo deportivo y derrota moral

Foto: Fourfourtwo.com

Concebida como la gran fiesta del fútbol internacional, la Copa Mundial de la FIFA ha ido variando su cupo de participantes en los últimos años. Así, mientras en 1994 todavía se luchaba por alcanzar una de las 24 plazas disponibles en la fase final, dos décadas después el cupo había crecido hasta 32, en una decisión que, al margen de completar este gran menú futbolístico, supone una pequeña democratización de este deporte, abriendo la puerta a selecciones que, históricamente, apenas habían podido gozar de esta experiencia.

Dentro de ese grupo podría incluirse al combinado de Irán. Hasta 1998, el bagaje de la selección persa en este torneo se reducía a su paso fugaz por Argentina '78. Encuadrada en el grupo 4, sólo pudo arañar un empate en los tres partidos disputados, tras firmar las tablas con Escocia en la segunda jornada. Tanto Holanda como Perú (3-0 y 4-1) dieron buena cuenta del equipo asiático, cuyos aficionados debieron esperar 20 años para ver a su selección en otra cita mundialista.

En Francia '98, Irán aparecía como una de las selecciones más exóticas, aunque su papel no se limitó a ser un convidado de piedra. El cuadro asiático dio mucho de qué hablar, tanto fuera como dentro del terreno de juego. Comandados por Jalal Talebi, los 22 convocados competían principalmente en el torneo local, con destacada presencia de jugadores del Persepolis. Sin embargo, quienes estaban llamados a marcar las diferencias eran tres futbolistas que se ganaban la vida en una Bundesliga que aún carecía del glamour actual. Bagheri, Ali Daei y Azizi eran los únicos nombres que el gran público podía reconocer entre una lista de nombres desconocidos y casi impronunciables.

A pesar de este contexto, el 14 de junio de 1998, Saint-Etienne iba a ser testigo de que Irán no había ido de vacaciones. Yugoslavia, que apuraba su último torneo bajo esa denominación, sufrió más de lo esperado para ganar el partido inaugural, por más que en su alineación aparecieran jugadores de la talla de Jugovic, Mijatovic o Milosevic. A poco más de cuarto de hora para el final, el marcador registraba un sorprendente 0-0. En el minuto 73 tuvo que ser una acción a balón parado la que decantase el encuentro. Mihajlovic sacó a relucir el cañón de su pierna izquierda para deshacer la igualdad.


Sin embargo, Irán iba a ser noticia pocos días después por motivos bien distintos. Durante su concentración en tierras galas, la cadena francesa M6 tuvo la 'brillante' idea de emitir la película 'No sin mi hija', un filme basado en el 'best-seller' que relata la historia de Betty Mahmoody, recluida contra su voluntad en Teherán durante dos años. La Federación Iraní tomó este detalle como una afrenta y amenazó con retirarse del torneo. Finalmente, la sangre no llegó al río, gracias, sobre todo, a la ágil respuesta de la FIFA, en la que pedía disculpas al combinado persa, recordando que M6 era "un canal privado" y que no pertenecía al grupo que tenía los derechos televisivos del Mundial.

Tras el incidente extradeportivo, Irán volvía a ser objeto de todas las miradas, aunque en esta ocasión por un motivo bien diferente. En el marco de la segunda jornada, se vería las caras con Estados Unidos, un país con el que mantenía unas complicadas relaciones diplomáticas. Pero el fútbol sirvió, una vez más, para llegar a puntos donde la política no lo hace, con una foto de familia entre los jugadores que dio la vuelta al mundo. Irán ganó el choque por 2-1, mandando a los norteamericanos a casa a las primeras de cambio, tomándose cierta revancha sobre el terreno de juego de Gerland y dando a conocer a un futbolista que acabaría haciendo carrera, cómo no, en Alemania: Mehdi Mahdavikia. El segundo gol, con tintes maradonianos, llevó su firma.


Con 4 puntos en su casillero, Irán buscaría otra campanada en la tercera jornada, sabiendo que debía buscar una carambola casi imposible: ganar a la todopoderosa Alemania y esperar a que la ya eliminada Estados Unidos no perdiera ante Yugoslavia. Finalmente, ninguno de estos dos supuestos se cumplió e Irán hizo las maletas con la moral deportiva reforzada, pero con la religiosa un poco dañada por la dichosa película. Al menos en esta ocasión, el fútbol tuvo más fuerza que cualquier creencia dogmática.

lunes, 27 de abril de 2015

VÍDEO | La admiración de Ibrahimovic hacia Ronaldo


VÍDEO | Una mezcla ardiente de admiración y desafío. Es lo que parece emanar constantemente de la mirada que Zlatan Ibrahimovic clava sobre Ronaldo. El partido no se había iniciado y ante el sueco estaba, ya en decadencia, uno de los mejores delanteros de los que ha podido disfrutar el planeta fútbol. La personalidad de Ibrahimovic siempre se ha destacado por su singularidad, nunca ha celebrado un gol importante con una sonrisa. Más bien es arrogante en sus festejos: "Qué bueno soy", parece espetar. Sin embargo, en estas imágenes sí que le vemos un tanto risueño, quizá consciente de que ante él se situaba alguien que había colmado la cima que Ibra quería conquistar: Ser el mejor delantero del mundo. El vídeo es imperdible. Disfrutadlo.



domingo, 26 de abril de 2015

Estados Unidos: No es país para fútbol

selección Estados Unidos de fútbol durante un partido
La selección de Estados Unidos de fútbol durante un partido
Estados Unidos es la primera potencia mundial y también lo es deportivamente. En los últimos Juegos Olímpicos de Londres lideró el medallero, como viene siendo la tónica en las últimas ediciones exceptuando los Juegos de Pekin de 2008 donde lo lideró la anfitriona. No obstante, a pesar de este desarrollo deportivo, el fútbol, soccer para los norteamericanos, nunca ha estado entre los deportes que apasionan a los “yankees.”

El fútbol es el deporte más seguido en el mundo. Triunfa en los cinco continentes pero no ha calado en Norteamérica. Ni en Canadá ni en Estados Unidos es de los deportes más practicados, ni más seguidos. El fútbol no apasiona a los norteamericanos.

En las últimas décadas el fútbol en los Estados Unidos ha crecido exponencialmente, sin embargo, el país norteamericano no acaba de convertirse en la potencia mundial que es en otros deportes. Sólo en la categoría femenina la selección norteamericana ha alcanzado el primer nivel mundial, de hecho es actual subcampeona del Mundo y ha conseguido dos entorchados en la historia del fútbol femenino (1991 y 1999).

El fútbol en segundo plano en USA


Estados Unidos es un país altamente nacionalista, también lo es en lo deportivo. Los cuatro deportes mayoritarios en USA son deportes originarios de Norteamérica, el baloncesto, el béisbol, el fútbol americano y el hockey hielo. Este último nació en Canadá, pero Canadá y Estados Unidos comparten muchas cosas, entre ellas, el gusto por los mismos deportes.

Este nacionalismo y esta idiosincrasia propia de los norteamericanos hacen difícil el desarrollo de actividades ajenas a las propias. De hecho cuando los emigrantes europeos marcharon a Estados Unidos y llevaron sus costumbres, los norteamericanos las transformaron creando las suyas propias. Por ejemplo Santa Claus es una costumbre heredada por los estadounidenses. Se cree que fueron los holandeses quienes llevaron consigo este personaje y la tradición de realizar y recibir regalos. Los americanos transformaron el personaje y crearon uno a su gusto.

Pues bien, en lo deportivo sucede lo mismo. El fútbol americano no es sino una evolución del Rugby, deporte que llevaron los emigrantes británicos en Estados Unidos. Y en el caso del Hockey hielo ocurre igual, es una adaptación del hockey europeo, que también llevaron consigo los británicos al continente americano.

 
Michael Jordan, el mejor deportista estadounidense
Michael Jordan, leyenda del deporte norteamericano
Con todo esto, es fácil entender la dificultad que tiene el fútbol para echar raíces en Norteamérica. A pesar de los intentos, tanto propios como externos, que se han hecho para enganchar a los Estados Unidos a este deporte, aún el nivel alcanzado por este deporte es modesto.

Curiosamente la Federación Fútbol de los Estados Unidos es muy antigua, se funda en 1913 en Chicago (Ilinois). Es decir el deporte en el país norteamericano lleva muchos años practicándose, sin embargo, no llega a levantar pasiones en aquel país.

El fútbol es el deporte más popular en el mundo. En Europa y Sudamérica casi es una religión, y el resto de continentes lleva años tratando de recortar la diferencia con respecto a esas dos potencias.

En el caso de Estados Unidos ha pasado de tener casi 1 millón y medio de licencias en 1994, año en el que se disputó el Mundial en aquel país, a cerca de 3 millones de licencias en la actualidad. Con lo que el potencial de los norteamericanos es tremendo. Si lo comparamos con potencias mundiales de este deporte, por ejemplo, tiene más licencias que países como Francia (2,5 millones aprox.) y España (900.000 aprox.).

Así que, el problema es claramente otro. El fútbol no acaba de generar esa pasión necesaria para que los niños norteamericanos sueñen con ser grandes estrellas de este deporte. Sus prioridades son otras. Quieren emular a Michael Jordan, a Peyton Manning, a Joe DiMaggio, o a Mario Lemieux.

El problema del fútbol en Estados Unidos es por tanto un problema cultural. El potencial americano es enorme, pero falta lo más importante, el amor a este deporte.

Uno de los mejores jugadores de soccer de la historia de los Estados Unidos, Eric Wynalda, en una entrevista declaró que el problema del fútbol en su país era el fútbol base. Cree algo incomprensible que a pesar de tener un número de licencias elevadísimo no salga ninguna estrella entre los millones de practicantes de este deporte.

Estados Unidos 1994: Una oportunidad para el fútbol norteamericano

Major League Soccer
Emblema de la MLS
Otro problema sin duda es la escasa repercusión de la Major League Soccer. La Liga norteamericana es una liga menor. En muchas ocasiones se ha convertido en el refugio de grandes estrellas que marchan a Norteamérica a acabar sus carreras. Allí han jugado Henry, Raúl, Beckham, Ljungberg, etc.

La MLS no engancha. Su crecimiento fue espectacular después del empujón que supuso la celebración en 1994 del Mundial de fútbol en aquel país. La llegada de veteranas estrellas europeas también intentaba movilizar a los estadounidenses a acercarse a este deporte. Pero la realidad es que esta Liga no consigue la repercusión esperada por sus impulsores.

Ese Mundial fue una revolución total para aquel país que recibía al mundo del fútbol con los brazos abiertos. Fue un Mundial fantástico y parecía que el avance del soccer en Norteamérica sería imparable. Participó en él la mejor selección que Estados Unidos haya tenido nunca, la mejor generación de futbolistas norteamericanos. Sin embargo, no ha sido el mejor resultado que ha conseguido Estados Unidos en la historia de los Mundiales. En el Mundial de Corea y Japón de 2002 alcanzó los Cuartos de Final.

En el mundial de 1994 se juntaron jugadores de la talla de Eric Wynalda, Alexis Lalas, Tony Meola, Tab Ramos, Cobi Jones, Marcelo Balboa, Claudio Reyna, Jeff Agoos, Paul Caligiuri, entre otros.

La selección dirigida por el gran Bora Milutinovic hizo un buen campeonato, cayendo honrosamente en Octavos ante la postrera campeona, Brasil, con un solitario gol de Bebeto casi al final del encuentro.

Mejores jugadores de Estados Unidos 

Eric Wynalda
Eric Wynalda

Muchos de los jugadores de aquella generación ya triunfaba en el fútbol europeo. La primera gran estrella norteamericana de este deporte, Eric Wynalda, jugaría muchos años en Alemania. Prácticamente la mitad de aquella selección militaba en equipos europeos.

Posteriormente han aparecido otros jugadores, destellos de lo que el fútbol estadounidense puede llegar a ser pero que todavía no ha sido.

Landon Donovan es el jugador estadounidense que mayor éxito internacional ha tenido. El californiano jugó en la Bundesliga, primero con el Leverkusen, después con el Bayern. También tuvo un periplo por la Premier en el Everton. Internacional 152 veces, se convirtió en una de las esperanzas del soccer.

El delantero Jozy Altidore fue otro de esos jugadores que ilusionaron a los aficionados al soccer en Estados Unidos, pero su progresión no fue la esperada. Jugaría en el Villarreal, para luego realizar actuaciones modestas en otras ligas europeas. Jugó en el Hull City, en el Bursaspor turco, en el AZ Alkmaar holandés donde cuajó su mejor actuación y de nuevo regresó a la Premier, en este caso al Sunderland. Actualmente sigue en activo jugando en la Major League, en el Toronto Football Club.

También DeMarcus Beasley consiguió cierto éxito en su carrera deportiva, jugando en equipos como el PSV, el Manchester City o el Rangers.

Drempsey, Bocanegra, Eddie Johnson, Brian McBride o Steve Cherundolo son ejemplos de otros jugadores que han alcanzado un nivel considerable.

Pero falta esa gran estrella a la que los jóvenes norteamericanos quieran emular. Michael Phelps, Pete Sampras, Andre Agassi, Michael Jordan, Kobe Bryant, Magic Johnson, Carl Lewis, Monica Seles, Muhemmad Ali, Mark Spitz, Jesse Owens, Tiger Woods, etc. En esta lista de grandes estrellas del deporte estadounidense falta algún futbolista. El tiempo dirá si algún día se colará entre ellos un gran jugador de soccer. Sin embargo esto no parece que esté cerca de producirse.

sábado, 25 de abril de 2015

Lo que la final de Copa ha puesto de manifiesto


Queda poco más de un mes para que se dispute la final de la Copa del Rey. Será el 30 de mayo en el Camp Nou. Allí se verán las caras el Athletic y el Barça.

Todavía estoy asombrado de todo el proceso que ha habido para designar la sede. Ha habido finales que se han jugado en el campo de uno de los contendientes, pero creo que es la primera vez en la historia del fútbol que la sede se designa al final, cuando se sabe cuáles son los equipos que la van a jugar. ¡Increíble!

Cuatro entidades han quedado retratadas de mala manera

La primera, la FEDERACIÓN. ¡Qué manera de maltratar el torneo más antiguo de España! ¡Qué manera de honrar la figura del Rey! Año tras año se repite la misma historia, y no hay forma de cambiar el modo de actuar. Con lo fácil que sería determinar el número de estadios susceptibles de acoger el evento, y asignar al principio de la temporada la sede de la final, con designación de obligada aceptación para el club. 

Porque, así como en Europa son muchas las alternativas que hay a la hora de fijar una sede, en España no son tantas (por cuestiones de aforo, estado de la instalación, capacidad hotelera de la ciudad,…). No llegará a 10 el número de campos donde se pueda jugar una final. Así que, una vez tomada la decisión, la aceptación es de obligado cumplimiento para el anfitrión. En caso de negarse, nada como sancionar con la expulsión de la competición. Es mucho dinero el que está en juego.

En segundo lugar, ha quedado retratado de mala manera el REAL MADRID. El Santiago Bernabéu era la opción perfecta. Segundo campo más grande del país, ciudad equidistante para ambos equipos, todos los servicios de la capital de España… Sin embargo, no ha sido posible por la negativa de Florentino Pérez.

El presidente merengue siempre habla del señorío y los valores del club, pero a la hora de la verdad nos encontramos ante un auténtico acomplejado. Cada verano intenta demostrar que es quien “la tiene más larga”, haciendo los fichajes más caros de cada temporada (hay informaciones que anuncian la contratación de Pogba, jugador francés de la Juventus de Turín, a cambio de 100 millones de euros). Su negativa, con la excusa de que no quería que en su campo se pitara el himno nacional, es una muestra más de ese complejo de inferioridad.

En tercer lugar, ha quedado retratado el BARCELONA, club experto en hacer lo contrario de lo que dice. Durante años nos han querido vender la moto de la confianza que tienen en la Masía y en el estilo de juego propio e innegociable, pero a la hora de renovar el equipo campeón forjado por Guardiola han fichado mucho (y caro), sin dar apenas oportunidades a sus jóvenes promesas. 

Afirmaron públicamente que no querían jugar la final en su estadio, pero Joan Gaspart, dirigente federativo, contó, una vez designada la sede, la maniobra encubierta que habían preparado para llevarse el gato al agua.

El fiscal que lleva en los tribunales el caso Neymar ha pedido penas de prisión para Rosell y Bartomeu. Desde Barcelona se apela al victimismo y a la “persecución” desde Madrid. Pero la única verdad es que para hacer el fichaje del brasileño se utilizaron ¡siete contratos! La finalidad no puede ser otra que la de ocultar información económica (a Hacienda, a los poseedores originarios de sus derechos federativos,…). Bartomeu, para más inri, justificó el encarecimiento del fichaje en la petición de Tito Vilanova, que por desgracia no está aquí para defenderse. En esas manos está el club culé. Sin comentarios.

En cuarto lugar, queda mal retratado el ATHLETIC, y en especial, Josu Urrutia, su presidente. Una vez más ha quedado demostrado que el cargo le queda grande. Dejarse meter un gol así lo dice todo. Incapaz de establecer lazos de complicidad con nadie, siempre aparece en sus escasas ruedas de prensa, en las que apenas dice nada,  con gesto serio y antipático. Es lo que tiene elegir a personas que no han demostrado nada profesionalmente antes de acceder a un cargo como el que ostenta el ex-jugador rojiblanco.

A ver si por lo menos tenemos suerte y vemos un partido disputado en el césped. Porque las dos últimas finales entre ambos equipos se las llevó el Barça por incomparecencia rojiblanca (estar, estaban, pero jugar…).

Julen Basagoiti (@jbasagoiti)

viernes, 24 de abril de 2015

El futbolista que le negó la mano al dictador

Carlos Caszely en el Levante / Fuente: www.radio24.ilsole24ore.com
El 11 de septiembre de 1973, el presidente de Chile, Salvador Allende, miraba ataviado con un casco y un fusil en sus manos por la ventana de La Moneda cómo el ejército chileno, comandado por el general Augusto Pinochet, rodeaba el palacio presidencial y culminaba de esta forma un Golpe de Estado militar evocándole al suicidio, algo que derivó en 18 años de dictadura. La vida de muchos chilenos dio un giro de 180 grados y la de los futbolistas no iba a ser una excepción, más si eras un conocido militante de izquierdas como Carlos Caszely.

En marzo de aquel año, tras crecer en las filas del Colo-Colo ayudando a su equipo a ganar dos ligas y un subcampeonato de la Copa Libertadores además de ser el máximo goleador, Caszely era ya uno de los jugadores más famosos de Chile, no sólo por su calidad, sino también por su actividad política. En ese mismo año, al futbolista se le comenzó a conocer como "El Rojo" Caszely por apoyar públicamente en las elecciones al Partido Comunista de Gladys Marín y Volodia Teitelboim y mostrar su simpatía por Salvador Allende, un apelativo curioso que comenzó a ser peligroso seis meses después.

Muchos jóvenes comenzaron a estar en el punto de mira del nuevo 'gobierno', por lo que Caszely no dudó en aceptar una oferta del Levante para jugar en la liga española. "Antes el Real Madrid se había interesado por mí, pero cuando se enteraron de que yo apoyé a Allende desistieron, siempre fui un hombre del pueblo", declaró al diario Levante. Pero aunque el delantero se marchó de su país y de la dictadura, su compromiso con la selección chilena le obligó a pasar por diversas recepciones del equipo nacional por parte de Augusto Pinochet.
El general recibía a la original Roja antes de partir rumbo a Moscú para enfrentarse a la URSS en una eliminatoria de clasificación para el Mundial de 1974 que se convertiría en uno de los encuentros más politizados de la historia. Entonces fue cuando Caszely, fiel a sus principios, dejó el gesto más impactante de su carrera.
Caszely, con las manos en los bolsillos, junto a Augusto Pinochet / Fuente: elarchivoene.com
"Pinochet no era tonto, sabía que yo no le iba a saludar. Así que caminó por delante del equipo y todos le daban la mano, pero yo me quedé con las mías en la espalda. Pasó de largo y se medio sonrió. Hubo otras recepciones y nunca le di la mano. Él siempre venía a hablar conmigo, pero sólo de fútbol. Yo le respondía. Nada más.", explicaba el delantero.

La ida de la eliminatoria frente a la Unión Soviética concluyó con empate a cero, por lo que el pase se decidiría en Chile. El escenario elegido fue el Estadio Nacional, donde sólo diez días antes el cantautor Víctor Jara fue torturado hasta la muerte por los militares. Un estadio manchado de sangre que albergaría a decenas de miles de almas coreando el nombre de su país. Aunque finalmente no llegó a disputarse el encuentro ya que la URSS, tras la negativa de la FIFA a que la vuelta se jugase en campo neutral, decidió no presentarse. Con la renuncia de los soviéticos, Chile estaba clasificada para el Mundial de 1974, pero decidieron jugar un partido contra nadie en el Nacional frente a 15.000 espectadores. Fue el Partido de la Vergüenza de Chile y de Caszely.



El por entonces todavía jugador del Levante tuvo que pagar de su bolsillo el billete de avión y no pudo comenzar peor el torneo ya que, tras aguantar una ensalada de patadas de Berti Vogts, Caszely se revuelve y golpea al defensa germano, ganándose una expulsión que repercutiría en su país después de que los militares agitasen la noticia. "Caszely se autoexpulsó para no jugar el Chile - República Democrática Alemana" rezaban casi todos los titulares, eludiendo a que Caszely quería que lo expulsasen para no enfrentarse así "a sus hermanos de cerebro".

Tras lograr 16 goles en 15 partidos en la 2ª división española y 26 goles en 32 partidos en la 2ªB con el Levante, el RCD Espanyol decide hacerse con sus servicios, donde ya en su primera temporada se convertiría en el máximo goleador del equipo. Pero de nuevo a Caszely le volvían a caer palos desde la selección de su país en 1977. Eduardo Gordon, presidente de la federación chilena, le impone al seleccionador Caupolicán Peña que no convoque al futbolista del Espanyol. "Peña se cagó. No me llamaron y no nos clasificamos para el Mundial de 1978 porque yo era la figura del equipo. Es lo más nefasto y estúpido que he visto en mi vida", relata el delantero en el libro Futbolistas de Izquierdas.



Después de vivir años de intermitencia con La Roja, finalmente en 1983 el presidente de la Asociación Central de Fútbol veta a Caszely de jugar con la selección con 33 años, quedándose como el tercer goleador histórico del combinado chileno por delante de jugadores como Marcelo Salas o Iván Zamorano. Dos más tarde se retiraría en el club de su vida, el Colo-Colo, que celebró un partido homenaje de despedida para la leyenda chilena donde se corearon numerosos cánticos desde las gradas contra el dictador Augusto Pinochet, lo que provocó enfrentamientos con la policía.

Pero, ¿de dónde le viene esta conciencia de izquierdas a Caszely? La respuesta la encontramos en 1988 durante las campañas para votar a favor o en contra de la continuidad de un Augusto Pinochet disfrazado de demócrata al frente del Estado. El delantero apareció en un anuncio publicitario presentando a su madre, la señora Olga Garrido, quien explicó en pantalla el secuestro que sufrió por los militares, quienes la torturaron y vejaron de tal forma que ni siquiera las llegó a contar otras a sus más allegados por respeto a su familia y a sí misma.

Las campañas contra el discurso de la señora Garrido no tardaron en llegar por parte del bando del dictador, pero finalmente ganó el "No" a la continuidad de Pinochet con el 56% de los votos, quién sabe cuántos de ellos fueron arrastrados por el testimonio de la madre de Caszely, que en esa noche del 5 de octubre de 1988, cuando se dieron a conocer los resultados, vivió una de las grandes victorias de su carrera.



Artículo escrito por: Ernesto González

El largo vuelo del Gran Torino (2ª parte)


Finalizada la contienda bélica y con la reanudación de las competiciones deportivas, el equipo del Toro había logrado construir una escuadra que sería capaz de ilusionar a toda una nación sumida en la postguerra, gracias a su juego y la insultante superioridad que iba a ejercer sobre sus rivales.

Il Grande Torino
Para entender mejor de lo que estamos hablando, sólo hay que echar un vistazo a los números, que nos aportan unas cifras mareantes. Empezaremos por señalar que en las cuatro temporadas que estaban por venir, el Torino no iba a perder ni un solo encuentro en su estadio. Pero la cosa no queda ahí. Si sumamos los partidos de los cinco scudettos conquistados en estos años (el anterior al parón guerrero y los cuatro que vendrían tras el fin del conflicto) obtenemos como resultado un total de 121 partidos ganados, 34 empatados y tan sólo 17 derrotas.


Estadio Filadelfia
Los afortunados espectadores que poblaban las gradas del Estadio Filadelfia fueron testigos de primer orden de las evoluciones de esta máquina de hacer fútbol. En un partido típico del Gran Torino nos encontraríamos la meta cubierta por el gran Bacigalupo, portero de excelentes cualidades, no muy alto pero de gran agilidad, al que gustaba saltar de un palo a otro atrapando el balón en paradas espectaculares. Delante de éste, ocupando la línea defensiva, Aldo Ballarín y Virgilio Maroso. En el centro del campo se encuentran Castigliano, Martelli y Rigamonti, encargados de cortar las acciones del rival y lanzar balones a los interiores Enzo Loik y al capitán Valentino Mazzola; éste último, en cada partido, llegaba un momento en que arengaba a sus jugadores a la voz de “¡Alé, Toro!”, y estos ya entendían la consigna, que venía a ser algo así como “ataque arrasador” y, a partir de ese instante, el rival estaba perdido, independientemente de cual fuera el resultado en esos momentos. Junto a estos dos interiores, la línea ofensiva quedaba configurada con los extremos Romeo Menti y Franco Ossola. Y por delante de todos, el eficaz delantero centro Gabetto.

Bacigalupo, Martelli y Rigamonti formaban el llamado “Trío Niza”. Los tres compartían piso, salían a divertirse juntos, entrenaban y jugaban juntos… En cierta ocasión, en una entrevista, Mario Rigamonti realizó unas declaraciones casi proféticas: “El Trío Niza vive a la vez, se divierten juntos y moriremos juntos”.

Los granates vencían y además por goleada, por lo que el seleccionador nacional, Vittorio Pozzo, lo tenía bastante sencillo a la hora de escoger a los hombres que debían formar parte de la escuadra azzurra en las diferentes confrontaciones de la selección, formada casi en su totalidad por componentes del Torino. Quizás su mayor problema no era decidir qué jugadores llevarse, sino a cuáles de los hombres del Toro no alinear. Tal es así, que el 11 de mayo de 1947, en el encuentro disputado en Turín ante la Hungría de Puskas, considerada entonces la mejor selección del mundo, la selección italiana iba a estar formada por diez hombres del Torino; el único cambio en la formación se encontraba en la portería, defendida por Sentimenti IV, meta de la Juventus… y la victoria sería para los italianos, que ganarían a los húngaros por 3-2.

Precisamente, el último partido que iba a disputar esta selección de Italia iba a tener lugar en Madrid, en el Estadio de Chamartín, ante España, el 27 de marzo de 1949. Para esta ocasión, el seleccionador iba a contar con seis jugadores del Grande Torino, incluido el meta Bacigalupo, que lograría detener un penalty al mismísimo Gaínza. Nuevamente la victoria, por 1-3, sería para la Nazionale.



Justo un mes antes de este encuentro, la selección de Portugal había acudido a Génova para disputar otro amistoso con la italiana. Aprovechando la ocasión, Francisco “Xico” Ferreira, componente del combinado portugués, solicitó al propio Valentino Mazzola, amigo personal suyo, y al presidente Novo, la participación de la escuadra turinesa en el partido de homenaje que, en el mes de mayo, le iba a tributar su club, el Benfica. Debido a la diferencia de puntos que el Torino sacaba a sus rivales en la tabla de clasificación en el campeonato italiano, y a que el propio Novo estaba interesado en hacerse con los servicios de Ferreira, el presidente turinés dio el visto bueno a la expedición.

Nadie era capaz de imaginar entonces que dicha decisión iba a marcar para siempre la memoria del club, escribiendo una de las páginas más trágicas que la historia del fútbol haya conocido jamás.

@EmiNegrillo

miércoles, 22 de abril de 2015

25 de diciembre de 1914, la tregua del fútbol

El 28 de junio de 1914 el joven nacionalista serbio Gavrilo Princip asesina al archiduque Francisco Fernando de Austria, lo que sirvió como detonante de una catarata de acontecimientos que desembocaron en la Guerra de Europa originariamente, y en lo que popularmente se ha conocido como la Gran Guerra o Primera guerra mundial (1914-1918).


En una Europa inconsciente y endogámica anclada en imperios decimonónicos, gobernada por primos y dinastías  rancias, más preocupadas en sus ritos y costumbres que en las necesidades reales de sus súbditos, una generación de jóvenes fue enviada a un matadero que duró más de cuatro años, y que se extendió como la peste provocando la muerte a uno de cada ocho soldados de los casi 66 millones que participaron en ella.

Mapamundi que muestra los participantes en la Primera Guerra Mundial. En verde, los Aliados; en naranja, las Potencias Centrales y, en gris, los países neutrales

En pocos días se pasó de esa euforia desmedida que sólo otorga la ignorancia, al más absoluto desánimo, al darse cuenta los contendientes de que lo que se esperaba que fuera un conflicto de unas pocas fechas, se había convertido en un infierno de guerra defensiva de trincheras en la que avanzar medio metro podía llevar meses.
En uno de esos campos de horror amanecía uno de esos días en los que uno se encuentra peor cuando está mal. Era el día de Navidad de 1914, y los soldados trataban de matar el tiempo antes de que el tiempo les matara a ellos. Alemanes e ingleses estaban empatados a 0 en un partido que tenía la muerte ganado de antemano. En nochebuena, las tropas alemanas comenzaron a decorar e iluminar sus trincheras, luego continuaron la celebración cantando villancicos,  principalmente el típico Stille Nacht (Noche de paz). Las tropas británicas contraatacaron con villancicos en inglés. Tras una noche de disparos, a las seis de la mañana se hizo el silencio, un silencio descorazonador que  se rompió a las once, cuando un soldado inglés informó a la superioridad  de que las trincheras se habían quedado vacías y que soldados ingleses y alemanes estaban en tierra de nadie (en ese momento tierra de todos) celebrando la Navidad.


Según ‘The Times’, en un artículo publicado el 1 de enero de 1915, con la ingenua esperanza de que el año nuevo supusiese una vida nueva, publicaba que según  relataba un oficial de la Royal Air Force, el primer paso lo dieron los alemanes, con un muy teutónico y precavido: eh, vosotros ingleses, ¿por qué no salís? A lo que un inglés respondió con un guasón camarero, ya que tenían fichado a un alemán en la trinchera de enfrente que había trabajado en el hotel Savoy de Londres.

Y fue así, un poco a lo Gila, cómo los contendientes de ambos bandos fueron saliendo de sus madrigueras, para hacerse de nuevo humanos durante unas horas. Alucinados, los soldados se saludaron e intercambiaron tabaco, alcohol y comida. Un alemán que había vivido en los Estados Unidos hizo de traductor. Comieron juntos, el menú fue pudding, paté y de bebida ron y agua caliente para luchar contra el frío. Y tras las canciones y una botella de vino surgió la idea: un partido de fútbol entre Inglaterra y Alemania en pleno campo de batalla. La victoria fue para los ingleses por 3-2,  y el acuerdo de no abrir fuego antes de medianoche.

Los fusiles permanecieron callados esa noche. Los caídos recientes fueron recuperados y enterrados. Se lloraron las pérdidas juntos y se ofreció  mutuo respeto. En un entierro en tierra de nadie, se leyó el Salmo 23:

El Señor es mi pastor, nada me falta.
Sobre pastos verdes me hace reposar,
por aguas tranquilas me conduce.
El Señor me da nueva fuerza,
me consuela, me hace perseverar.
Me lleva por el buen camino,
por el amor de su nombre.
Aunque camine por un valle oscuro
no temeré mal alguno porque Él está conmigo.

La tregua se llevó a la pantalla en la película francesa de 2005 Joyeux Noel (Feliz Navidad), siendo nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película en lengua extranjera , y fue también rescatada en el vídeo de Paul McCartney, Pipes of Peace, de 1983.


En el episodio final de Blackadder Goes Forth, los protagonistas discuten sucesos del pasado, incluyendo la Tregua de Navidad. En un momento dado, el Capitán Blackadder sentencia: "Ambos bandos avanzaron más lejos una visita a la trinchera enemiga durante la tregua de Navidad de lo que lo hicieron en los dos años y medio de guerra siguientes".

El 17 de diciembre de 2014 en Ypres, Bélgica, la UEFA conmemoró el centenario de la tregua de Navidad de 1914 en las trincheras de Flandes, erigiendo un monumento en el sitio  en que se disputó el improvisado duelo futbolístico.

Michel Platini, presidente de la UEFA, invitó a los mandatarios de Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Irlanda y Reino Unido: “La ceremonia de conmemoración debe rendir homenaje a los soldados que, hace un siglo, expresaron su humanidad en un partido de fútbol escribiendo un capítulo en la construcción de la unidad europea y que son un ejemplo a seguir por las jóvenes generaciones de hoy”.

@crodrigo999

domingo, 19 de abril de 2015

La ética y el fútbol

Desde la FIFA y la UEFA, así como desde la Federación Española de Fútbol, e incluso desde los clubes y los medios de comunicación, nos llegan continuamente mensajes connotativos relativos a comportamiento éticos. Pero, ¿hay ética en el fútbol actual?

¿Está manchado el fútbol español? Foto: eurosport.com
La Ética se define como la “Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre”, y también como el “Conjunto de normas morales que rigen la conducta humana”. Dicho de otra forma, es la “Disciplina filosófica que estudia el bien y el mal, su relación con la conducta humana, sus formas y manifestaciones, y el conocimiento que tenemos de ellos”.

Ni que decir tiene que en todo ámbito humano hay una esfera de conductas que son sancionadas por las ideas filosóficas o morales, en su acepción más genérica, sin pasar a las normas institucionalizadas, sino que se quedan en el plano de la costumbre o de los “usos sociales”. Y hay otra esfera de conductas, compartiendo campos coincidentes o tangentes, que están reguladas y sancionadas por normas emanadas de un poder político, jurídico o institucionalizado y que han sido amparadas por el uso regulado de la fuerza. Estas normas, a menudo contienen una base ética; o por mejor decir, tienen un contenido no puramente instrumental o procedimental, y se refieren también a conductas que se consideran “buenas” o “malas” para el ser humano y/o la sociedad.

También en el fútbol hay una ética, no sólo la que se refleja y contiene en los usos sociales (que podríamos identificar con la “moral social” o “dominante”), sino también la que está inserta en las normas jurídicas. Leyes, reglamentos, órdenes, decretos, resoluciones, sentencias... se convierten así en el vehículo (y quizás para muchos en la fuente) de unas valoraciones morales o ideológicas de las conductas humanas en general, y deportivas, en particular.

Las normas éticas del fútbol
Principios de conducta recomendados o reglamentados para los que trabajan y actúan en el mundo del fútbol profesional están recogidos en varios documentos internacionales, como es el Código Ético de la FIFA, aprobado por el Comité Ejecutivo el 6 de octubre de 2004; y nacionales, como el Código Ético de la RFEF, aprobado por la Comisión Delegada de la Asamblea General de la RFEF, el 28 de enero de 2015, y que define los valores esenciales de comportamiento y conducta en el seno de la RFEF. Deberíamos añadir la Carta Olímpica, como ejemplo egregio de valores éticos en el ámbito del deporte, que en su Preámbulo “propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales”.

No son éstas las únicas normas que inciden en esta cuestión. Hay otras que, aun no teniendo como único objeto la práctica del deporte en general o del fútbol en particular, contienen preceptos sobre conductas que tienen su causa o su consecuencia en el ámbito del balompié. Así, el Código Penal, que recoge normas sobre lesiones (que también pueden darse en actividades deportivas y que serán punibles en determinados casos, aunque no es lo habitual), y regulaciones sobre corrupción en los negocios, o sobre defraudaciones, etc.

No termina aquí la lista de normas que pueden afectar tanto a los profesionales como a los aficionados al fútbol, especialmente dentro de las instalaciones deportivas y con ocasión de los partidos oficiales. Las Comunidades Autónomas han dictado numerosas leyes para promover y regular la práctica del deporte en sociedad, la fundación de clubes y asociaciones, el funcionamiento de los campeonatos, etc. Los Ayuntamientos han dictado ordenanzas y bandos. Los Patronatos regulan los horarios y los derechos de los usuarios de las instalaciones. Hasta los propios clubes y asociaciones privadas establecen reglamentos internos de funcionamiento, que a menudo contienen rigurosas sanciones para quienes los incumplen, no sólo para los socios, sino también para los propios deportistas.

Estamos rodeados de normas. Nuestra vida es una complicada estación de trenes donde innumerables raíles, que son las normas, nos conducen hacia destinos conocidos o desconocidos, sin que podamos evitarlo, salvo que estemos dispuestos a descarrilar. Y muchas de ellas son normas de contenido ético: juego limpio, no hacer trampas, respeto al adversario, respeto a la autoridad, orden y decencia en el vocabulario, lucha contra el racismo, etc.

Los problemas
Aun así, los peores males del fútbol actual no están dentro del terreno de juego ni en las gradas. Están en los despachos. Éste es un ámbito que los reglamentos de los clubes, las regulaciones de las federaciones, las ordenanzas de los Ayuntamientos o los decretos de las Comunidades Autónomas pocas veces contemplan ni prevén. Lo hemos visto hace poco con la investigación llevada a cabo a multitud de jugadores y directivos de varios clubes importantes de España en relación con varios partidos “sospechosos” de temporadas anteriores.

¿Está manchado el fútbol español? Es como las meigas: nadie las ha visto, pero haberlas, haylas. No tenemos pruebas, al menos por ahora, pero todos los aficionados, y hasta los propios profesionales (al menos algunos), llevan años sospechando de las competiciones, de los jugadores, de los directivos, de los árbitros, de los resultados de algunos partidos, de las decisiones de los comités o de los tribunales deportivos. Sin pruebas no hay acusación, pero el periodista tiene la obligación de dudar y de exponer las dudas de los demás como un hecho.

¿Está sucio todo el fútbol español? Desde luego que no. Hay gente leal, honesta, trabajadora, legal. Es la mayoría de la gente. Es lo “normal”... Pero eso no significa que no haya manzanas podridas, como en casi cualquier ámbito de la vida humana. Incluso se podría decir sin miedo al error que aquí son más abundantes que en otros ámbitos. ¿Por qué? Porque el fútbol ha sido y es un mundo opaco, resistente a la investigación; de lealtades ocultas y de cuchillos bajo la manga; de pasiones, de filias y fobias duraderas; de intereses económicos y reacciones populares desproporcionadas; de gran presión mediática. Es una picadora de carne humana. Es la rueda de la fortuna girando a gran velocidad. El éxito dura dos fines de semana y no hay memoria. La presión por vencer es brutal, y eso obliga a inversiones antieconómicas que buscan aplacar a un monstruo de mil cabezas sin nombre. Las diferencias económicas entre unos clubes y otros, entre unas divisiones y otras, entre unas competiciones y otras, son tremendas. La influencia que se alcanza desde la plataforma del fútbol, impagable. Todo ello hace que ciertas personas se sientan tentadas de buscar “soluciones fáciles”.

Ahora la Justicia investiga la compra de algún partido y ha llegado a tomar declaración a muchos futbolistas, a directivos y a personas relacionadas. Pero los rumores han sido constantes en la historia del fútbol español. Algunos claramente tendenciosos. Otros algo más verosímiles... Pero parece que ha llegado el momento histórico en que los poderes públicos han decidido intervenir. ¿Cuántos escándalos veremos salir a la palestra a partir de ahora? Sospechamos que habrá más.

¿Qué se puede hacer?
Toca a los medios de comunicación estar de parte de la legalidad, la igualdad y la justicia. Toca despojarse de colores y banderas. Toca reconocer los errores de quienes escribimos y opinamos, y a veces sumamos factores que tienden a crear este clima de estrés infinito que está en la base de un sistema montado para triunfar o morir. Toca dar la cara, encender las luces, hacer las preguntas exactas y valientes... A los medios de comunicación nos toca una responsabilidad también grande, para que la limpieza de las competiciones sea no sólo real, sino también evidente (recuérdese a la mujer del César...). 

La primera labor se debe hacer en las familias, en las escuelas, en los clubes de base, en las asociaciones y federaciones. Inculcar los valores éticos deportivos: respeto al contrario, igualdad y no discriminación, cumplimiento de las normas, deportividad en la victoria y en la derrota, la cultura del esfuerzo, la superación personal...

Y detrás, nosotros, los medios. ¡Hay mucha labor que hacer desde los medios y a menudo olvidamos nuestro papel! Alabar al tramposo (al “listo”, se dice en el fútbol), menospreciar al contrario, “manipular” (llámese como se quiera) la información que se saca a la luz en función de colores o gustos, presionar a los árbitros, etc. Es mucho lo que se debe evitar. Mucho lo que se debe cuidar. Si queremos una sociedad mejor, si queremos un deporte mejor, si queremos que nuestros hijos sigan teniendo ilusión por jugar al fútbol... hay que empezar hoy.

Jaime Árias