viernes, 24 de abril de 2015

El futbolista que le negó la mano al dictador

Carlos Caszely en el Levante / Fuente: www.radio24.ilsole24ore.com
El 11 de septiembre de 1973, el presidente de Chile, Salvador Allende, miraba ataviado con un casco y un fusil en sus manos por la ventana de La Moneda cómo el ejército chileno, comandado por el general Augusto Pinochet, rodeaba el palacio presidencial y culminaba de esta forma un Golpe de Estado militar evocándole al suicidio, algo que derivó en 18 años de dictadura. La vida de muchos chilenos dio un giro de 180 grados y la de los futbolistas no iba a ser una excepción, más si eras un conocido militante de izquierdas como Carlos Caszely.

En marzo de aquel año, tras crecer en las filas del Colo-Colo ayudando a su equipo a ganar dos ligas y un subcampeonato de la Copa Libertadores además de ser el máximo goleador, Caszely era ya uno de los jugadores más famosos de Chile, no sólo por su calidad, sino también por su actividad política. En ese mismo año, al futbolista se le comenzó a conocer como "El Rojo" Caszely por apoyar públicamente en las elecciones al Partido Comunista de Gladys Marín y Volodia Teitelboim y mostrar su simpatía por Salvador Allende, un apelativo curioso que comenzó a ser peligroso seis meses después.

Muchos jóvenes comenzaron a estar en el punto de mira del nuevo 'gobierno', por lo que Caszely no dudó en aceptar una oferta del Levante para jugar en la liga española. "Antes el Real Madrid se había interesado por mí, pero cuando se enteraron de que yo apoyé a Allende desistieron, siempre fui un hombre del pueblo", declaró al diario Levante. Pero aunque el delantero se marchó de su país y de la dictadura, su compromiso con la selección chilena le obligó a pasar por diversas recepciones del equipo nacional por parte de Augusto Pinochet.
El general recibía a la original Roja antes de partir rumbo a Moscú para enfrentarse a la URSS en una eliminatoria de clasificación para el Mundial de 1974 que se convertiría en uno de los encuentros más politizados de la historia. Entonces fue cuando Caszely, fiel a sus principios, dejó el gesto más impactante de su carrera.
Caszely, con las manos en los bolsillos, junto a Augusto Pinochet / Fuente: elarchivoene.com
"Pinochet no era tonto, sabía que yo no le iba a saludar. Así que caminó por delante del equipo y todos le daban la mano, pero yo me quedé con las mías en la espalda. Pasó de largo y se medio sonrió. Hubo otras recepciones y nunca le di la mano. Él siempre venía a hablar conmigo, pero sólo de fútbol. Yo le respondía. Nada más.", explicaba el delantero.

La ida de la eliminatoria frente a la Unión Soviética concluyó con empate a cero, por lo que el pase se decidiría en Chile. El escenario elegido fue el Estadio Nacional, donde sólo diez días antes el cantautor Víctor Jara fue torturado hasta la muerte por los militares. Un estadio manchado de sangre que albergaría a decenas de miles de almas coreando el nombre de su país. Aunque finalmente no llegó a disputarse el encuentro ya que la URSS, tras la negativa de la FIFA a que la vuelta se jugase en campo neutral, decidió no presentarse. Con la renuncia de los soviéticos, Chile estaba clasificada para el Mundial de 1974, pero decidieron jugar un partido contra nadie en el Nacional frente a 15.000 espectadores. Fue el Partido de la Vergüenza de Chile y de Caszely.



El por entonces todavía jugador del Levante tuvo que pagar de su bolsillo el billete de avión y no pudo comenzar peor el torneo ya que, tras aguantar una ensalada de patadas de Berti Vogts, Caszely se revuelve y golpea al defensa germano, ganándose una expulsión que repercutiría en su país después de que los militares agitasen la noticia. "Caszely se autoexpulsó para no jugar el Chile - República Democrática Alemana" rezaban casi todos los titulares, eludiendo a que Caszely quería que lo expulsasen para no enfrentarse así "a sus hermanos de cerebro".

Tras lograr 16 goles en 15 partidos en la 2ª división española y 26 goles en 32 partidos en la 2ªB con el Levante, el RCD Espanyol decide hacerse con sus servicios, donde ya en su primera temporada se convertiría en el máximo goleador del equipo. Pero de nuevo a Caszely le volvían a caer palos desde la selección de su país en 1977. Eduardo Gordon, presidente de la federación chilena, le impone al seleccionador Caupolicán Peña que no convoque al futbolista del Espanyol. "Peña se cagó. No me llamaron y no nos clasificamos para el Mundial de 1978 porque yo era la figura del equipo. Es lo más nefasto y estúpido que he visto en mi vida", relata el delantero en el libro Futbolistas de Izquierdas.



Después de vivir años de intermitencia con La Roja, finalmente en 1983 el presidente de la Asociación Central de Fútbol veta a Caszely de jugar con la selección con 33 años, quedándose como el tercer goleador histórico del combinado chileno por delante de jugadores como Marcelo Salas o Iván Zamorano. Dos más tarde se retiraría en el club de su vida, el Colo-Colo, que celebró un partido homenaje de despedida para la leyenda chilena donde se corearon numerosos cánticos desde las gradas contra el dictador Augusto Pinochet, lo que provocó enfrentamientos con la policía.

Pero, ¿de dónde le viene esta conciencia de izquierdas a Caszely? La respuesta la encontramos en 1988 durante las campañas para votar a favor o en contra de la continuidad de un Augusto Pinochet disfrazado de demócrata al frente del Estado. El delantero apareció en un anuncio publicitario presentando a su madre, la señora Olga Garrido, quien explicó en pantalla el secuestro que sufrió por los militares, quienes la torturaron y vejaron de tal forma que ni siquiera las llegó a contar otras a sus más allegados por respeto a su familia y a sí misma.

Las campañas contra el discurso de la señora Garrido no tardaron en llegar por parte del bando del dictador, pero finalmente ganó el "No" a la continuidad de Pinochet con el 56% de los votos, quién sabe cuántos de ellos fueron arrastrados por el testimonio de la madre de Caszely, que en esa noche del 5 de octubre de 1988, cuando se dieron a conocer los resultados, vivió una de las grandes victorias de su carrera.



Artículo escrito por: Ernesto González

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