Centrocampista con clase y uno de los mejores
cabeceadores de su tiempo, en 1930 sería el capitán de la selección francesa
que acudió a Uruguay a disputar el I Campeonato del Mundo de Fútbol. Sin embargo,
su oscuro destino le iba a llevar a escribir una de las páginas más negras y
ponzoñosas de toda la historia del balompié.
Nacido
en Constantine (Argelia), el 12 de septiembre de 1905, Alexandre Villaplane pronto empezaría a destacar con un balón en
los pies. Así, con solo 16 años, debuta en el FC. Sète (1921-1924). Más
adelante, pasará por el SC. Nimes (1927-1929), Racing de París
(1929-1932), FC. Antibes (1932-1933) y OGC Nice (1933-1934).
En
1926, siendo uno de los medios más habilidosos de Francia, recibe por primera
vez la llamada de la selección gala, con la que será internacional en 25
ocasiones, hasta 1930, convirtiéndose en el primer jugador de origen africano
en formar parte del combinado francés. En 1928 participará con su selección a las
Olimpiadas de Amsterdam y,
un año más tarde, el 14 de abril de 1929, Villaplane
será uno de los once componentes del equipo de Francia que caerá derrotado nada menos que por 8 goles a 1 ante España, en un encuentro amistoso
celebrado en Zaragoza.
Ya
en 1930, Uruguay va a ser el país organizador del I Campeonato del Mundo de Fútbol. Una de las pocas selecciones
europeas que acudirán a este evento será la francesa, con Villaplane como
capitán del equipo. De este modo, el jugador de origen argelino será uno de los
veintidós hombres que salten al terreno de juego en el Estadio de Pocitos, en el que será el primer partido de la historia
de los Mundiales, que enfrentará a Francia
con México, y donde su compañero Lucien Laurent será recordado siempre
por marcar el primer gol logrado en un Mundial.
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Francia en el Mundial de 1930. Villaplane de pie, el primero por la drecha |
Un
par de años después, siendo jugador del FC.
Antibes, el que había sido uno de los mejores centrocampistas del país
galo, empezará a arrojar por la borda su carrera deportiva, comenzando por ser
uno de los artífices del amaño de un partido decisivo, que costará la
descalificación de su equipo y poco después, ya siendo jugador del OGC. Nice empezará a ser visto con
frecuencia en las carreras de caballos. Su última temporada como futbolista
tendrá lugar en el Hispano-Bastidienne (de la 2ª División francesa), en
la temporada 1934-35, aunque finalizará el campeonato entre rejas, involucrado en
un escándalo de apuestas relacionado con las carreras. A partir de aquí, su
periplo por distintas cárceles francesas será una constante, a causa de unos
problemas económicos que le llevarán a verse inmerso frecuentemente en
distintos escándalos y casos de corrupción.
Sin
embargo, con el estallido de la
II Guerra Mundial parece ver una vía de escape y se une a la
causa nazi, integrándose como jefe de comando en el escuadrón de las SS Muhammad, del norte de África. En
1940 volverá a la cárcel por un período de seis meses, acusado de extorsionar a
familias judías. A su salida de la prisión, se une a la Gestapo francesa, dedicándose
a vender el oro sustraído a los prisioneros. Con el avance de la tropas
aliadas, se verá obligado a adoptar una identidad falsa, pues comenzará a ser
perseguido. En cualquier caso, este cambio de identidad no va a impedir que dé
nuevamente con sus huesos en las cárcel, por su implicación en el mercado
ilegal de piedras preciosas. Una vez liberado, el ex futbolista va a convertirse
en uno de los cinco jefes de la brigada del Norte de África, donde será
nombrado Untersturmführer (Jefe de Asalto). Durante la ocupación de este
cargo saldrá a relucir el lado más vil de Villaplane quien, encargado de atacar
a la resistencia francesa, acabará ordenando el asesinato de 52 prisioneros, por
quienes había negociado a cambio de dinero, en la Matanza de Oradour-sur-Glane.
El
24 de agosto de 1944 va a ser arrestado, y esta ocasión será la definitiva, bajo
la acusación de participar en, al menos, otros diez asesinatos de personas
inocentes. El juicio en su contra sólo durará unos pocos días, debido a la
evidencia de las pruebas mostradas contra él. El veredicto llega el 1 de diciembre, cuando es sentenciado a muerte y, finalmente, es fusilado el día 26
del mismo mes, en el Fuerte de Montrouge.
Las
barbaries cometidas por este personaje aparecen aquí muy resumidas, pues fueron
muchas y muy atroces, pero no merece la pena dedicar más líneas a este
genocida, vergüenza del fútbol francés e internacional.
Emiliano
Negrillo JR.
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