sábado, 23 de mayo de 2015

Coge el dinero y corre

Ya hemos hablado en estas páginas sobre la situación del fútbol español, sobre los derechos televisivos y sobre las dificultades que se encuentran algunos clubes profesionales españoles para competir con sus adversarios del extranjero. Últimamente, este asunto ha dado mucho que hablar, y hasta ha motivado una intentona de huelga por parte de los futbolistas, impedida por la Audiencia Nacional in extremis. Pero, realmente, ¿cómo queda la nueva regulación de los derechos televisivos?


O jugamos todos, o se rompe la baraja...

No hace mucho que este servidor defendía un reparto más equitativo de los ingresos por explotación de los derechos de emisión televisiva. La situación era y es aún de evidente desproporción entre unos clubes y otros, lo que no sólo fomenta que la brecha entre ellos sea cada vez mayor, sino que se retroalimenta el argumento clásico del buen juego, los grandes jugadores o los títulos. Sin ir más lejos, entre los clubes que más ingresos percibían por ingresos provenientes de la explotación de los derechos de la Liga (Real Madrid – Barcelona: 150 millones de euros) y los que menos (Rayo – Almería: 18 millones), había una diferencia de 132 millones en números brutos. Es decir, unos perciben unas 8 veces más que otros.

Pareciera que aquel artículo resultara ahora premonitorio. Las partes llevaban mucho tiempo reclamando una nueva reglamentación. Voces de todas procedencias habían puesto de manifiesto la necesidad de proceder a un reparto diferente, partiendo de un modo también distinto de comercializar los derechos de emisión, por más que no estuviera muy claro qué quería cada quién. Se han hecho declaraciones de todo tipo, los presidentes de las entidades que tienen más peso en el fútbol español han manifestado varias veces su incomodad con el reparto anterior, y no pocos personajes habían instando al Gobierno actual a evacuar una nueva ley al respecto.

Finalmente, así ha sido, por trámite de urgencia, mediante Real Decreto Ley, en concreto el RD Ley 5/2015, de 30 de abril, de medidas urgentes en relación con la comercialización de los derechos de explotación de contenidos audiovisuales de las competiciones de fútbol profesional, publicado el BOE núm. 104,  de 1 de mayo de 2015, y con vigencia desde 2 de mayo de 2015. Esta norma es la que ha motivado, no se sabe todavía muy bien por qué, la tentativa de huelga por parte del Sindicato de Futbolistas, instada y promovida por un Presidente de la Federación Española que nadie sabe dónde está, pero que sigue moviendo los hilos.

La nueva situación del fútbol español

El RDL 5/2015 tiene por objeto regular “la comercialización de los derechos de explotación de contenidos audiovisuales de competiciones futbolísticas correspondientes al Campeonato Nacional de Liga de Primera y Segunda División, a la Copa de S.M. el Rey y a la Supercopa de España, así como los criterios para la distribución de los ingresos obtenidos entre los organizadores y participantes en las mismas”. Quedan fuera de su regulación la emisión radiofónica de los eventos, así como la emisión en diferido o dentro del recinto deportivo, sobre los que no se pronuncia el RDL y que están aún por reglamentar, quedando en principio a la libre disposición del club en cuyo estadio se celebre el partido.

Sin duda, las dos novedades principales son: la obligación de que los derechos de emisión televisiva se comercialicen en conjunto por todos los clubes, a través de una “entidad organizadora”, que señala la propia Ley, y que depende de la competición concreta; y el establecimiento de un sistema de reparto de ingresos que pretende acortar las diferencias entre los clubes grandes y los más modestos, aunque sin dejar de lado criterios de mérito o de audiencia.

Así, el RDL establece que la Liga de Fútbol Profesional será la entidad organizadora en la que recaiga la competencia y titularidad de los contratos de comercialización de los derechos televisivos en el caso de que los partidos de Liga, tanto de Primera, como de Segunda. Y en el caso de los partidos de Copa del Rey y de Supercopa, será la Real Federación Española de Fútbol la entidad encargada de comercializar dichos partidos.

Dos limitaciones importantes y genéricas se imponen a los futuros contratos: ninguno podrá tener una duración mayor de 3 años, y además en todo caso se debe respetar lo establecido por la Ley 7/2010, General de Comunicación Audiovisual, en su artículo 20 y en la Disposición Transitoria Sexta (que obligan, por ejemplo, a que todas las semanas haya un partido de Primera en abierto y a que la final de la Champions o la Copa del Rey sean también en abierto).

Criterios de reparto de los derechos de emisión televisiva de la Liga y la Copa

Sin duda, esta es la parte central del Real Decreto, la que todo el mundo del fútbol español estaba esperando desde hace mucho, y la que puede levantar alguna que otra ampolla, o curar alguna que otra herida. Sin pretender llegar a la exhaustividad, vamos a ofrecer un esquema de la nueva regulación legal en relación con la Liga:
- El 90 % de los ingresos por este concepto se repartirá entre los clubes de Primera División. La mitad de este porcentaje se repartirá a partes iguales entre todos los clubes (he aquí una de las principales novedades).
- El 10% restante irá destinado a los clubes de Segunda División, del cual al menos el 70% respectivo se repartirá a partes iguales entre todos los clubes de Segunda.
- Luego habrá una fórmula de reparto del porcentaje restante, en función de criterios como la clasificación de los últimas temporadas, la implantación social (número de abonos y taquilla media de las últimas 5 temporadas) y coeficiente de participación en la generación de recursos.
- La diferencia de ingresos entre el club que más reciba y el que menos nunca podrá ser superior a las 4,5 veces (límite que desciende hasta las 3,5 veces en el caso de que los ingresos totales superen los 1.000 millones de euros).
- Se establece la creación de un Fondo de Compensación para equipos que desciendan categoría. Este Fondo se compondrá de las aportaciones de los clubes. Cada club aportará el 3,5% de lo que obtenga por la comercialización conjunta de los derechos audiovisuales.
- Otros porcentajes de los ingresos de los clubes se destinarán a otros fines de la LFP, la RFEF o el CSD, pero en todo caso tendrá preferencia aplicarlos al pago de las deudas de los clubes con la Agencia Tributaria o con la Seguridad Social.

En cuanto a la Copa de S. M. el Rey, los criterios son muy parecidos, sustituyendo aquellos que se refieren a la clasificación en la Liga por la posición en la Copa de aquellos clubes que hayan disputado al menos los Octavos de Final durante las últimas 5 temporadas anteriores.


¿Más dinero, mejor espectáculo?

Esta nueva situación ya ha entrado en vigor, por lo que irá implantándose poco a poco, conforme vayan venciendo los contratos individuales existentes, hasta una total negociación conjunta de los derechos de emisión audiovisual. En un breve plazo, la Liga al completo negociará y venderá estos derechos al mejor postor, en procedimiento abierto, transparente y objetivo. Se espera con ello que la fuerza negociadora de los clubes sea mayor, y que el precio de adjudicación, con los ingresos por club correspondientes, suban (al menos, para 18 de los 20 equipos actuales). Todos damos por seguro que ello conllevará una mejor y más saneada situación económico-financiera de los clubes, más capacidad de compra de jugadores de élite, y una competencia mayor y más igualada. ¿Será realmente así? Hay muchas posibilidades. El camino está por recorrer. La puerta está abierta. Las opciones están por definirse y escogerse. Si la gestión de los clubes es buena y sensata, es posible que pronto veamos, por ejemplo, al Villarreal disputar el Campeonato de Liga, o al Elche luchar por los puestos de Europa League. Pero si los dirigentes españoles sólo ven dinero con que financiar sus aventuras o enriquecer sus patrimonios; y lo que es peor, si la llegada de más dinero a las arcas de los clubes produce una inflación desordenada en los precios de los traspasos o en las comisiones de los agentes, no habremos ganado nada y volveremos al punto de salida.

Pero al menos estamos ante una decisión que había que tomar. No sé si la más valiente o la más acertada, pero en todo caso necesaria, porque reducir las diferencias de ingresos entre unos clubes y otros, al menos en algunos conceptos, es el primer paso para lograr una competencia mayor y un campeonato más emocionante. Ahora le toca a los clubes hacer lo correcto; y a la Federación y a la Liga, no molestar o molestar lo menos posible.

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