Ya hemos hablado en estas páginas sobre la situación del fútbol español, sobre los derechos televisivos y sobre las dificultades que se encuentran algunos clubes profesionales españoles para competir con sus adversarios del extranjero. Últimamente, este asunto ha dado mucho que hablar, y hasta ha motivado una intentona de huelga por parte de los futbolistas, impedida por la Audiencia Nacional in extremis. Pero, realmente, ¿cómo queda la nueva regulación de los derechos televisivos?
O jugamos todos, o se rompe la
baraja...
No hace mucho que este servidor defendía un reparto más
equitativo de los ingresos por explotación de los derechos de emisión
televisiva. La situación era y es aún de evidente desproporción entre
unos clubes y otros, lo que no sólo fomenta que la brecha entre ellos sea cada
vez mayor, sino que se retroalimenta el argumento clásico del buen juego, los
grandes jugadores o los títulos. Sin ir más lejos, entre los clubes que más
ingresos percibían por ingresos provenientes de la explotación de los derechos
de la Liga (Real Madrid – Barcelona: 150 millones de euros) y los que menos
(Rayo – Almería: 18 millones), había una diferencia de 132 millones en números
brutos. Es decir, unos perciben unas 8 veces más que otros.
Pareciera que aquel artículo resultara ahora premonitorio.
Las partes llevaban mucho tiempo reclamando una nueva reglamentación. Voces de
todas procedencias habían puesto de manifiesto la necesidad de proceder a un
reparto diferente, partiendo de un modo también distinto de comercializar los
derechos de emisión, por más que no estuviera muy claro qué quería cada quién.
Se han hecho declaraciones de todo tipo, los presidentes de las entidades que
tienen más peso en el fútbol español han manifestado varias veces su incomodad
con el reparto anterior, y no pocos personajes habían instando al Gobierno
actual a evacuar una nueva ley al respecto.
Finalmente, así ha sido, por trámite de urgencia, mediante
Real Decreto Ley, en concreto el RD Ley 5/2015, de 30 de abril, de medidas
urgentes en relación con la comercialización de los derechos de explotación de
contenidos audiovisuales de las competiciones de fútbol profesional, publicado
el BOE núm. 104, de 1 de mayo
de 2015, y con vigencia desde 2 de mayo de 2015. Esta norma es la que ha
motivado, no se sabe todavía muy bien por qué, la tentativa de huelga por parte
del Sindicato de Futbolistas, instada y promovida por un Presidente de la
Federación Española que nadie sabe dónde está, pero que sigue moviendo los hilos.
La nueva situación del fútbol español
El RDL 5/2015 tiene por objeto regular “la
comercialización de los derechos de explotación de contenidos audiovisuales de
competiciones futbolísticas correspondientes al Campeonato Nacional de Liga de
Primera y Segunda División, a la Copa de S.M. el Rey y a la Supercopa de
España, así como los criterios para la distribución de los ingresos obtenidos
entre los organizadores y participantes en las mismas”. Quedan fuera de su
regulación la emisión radiofónica de los eventos, así como la emisión en
diferido o dentro del recinto deportivo, sobre los que no se pronuncia el RDL y
que están aún por reglamentar, quedando en principio a la libre disposición del
club en cuyo estadio se celebre el partido.
Sin duda, las dos novedades principales son: la obligación
de que los derechos de emisión televisiva se comercialicen en conjunto por
todos los clubes, a través de una “entidad organizadora”, que señala la propia
Ley, y que depende de la competición concreta; y el establecimiento de un
sistema de reparto de ingresos que pretende acortar las diferencias entre los
clubes grandes y los más modestos, aunque sin dejar de lado criterios de mérito
o de audiencia.
Así, el RDL establece que la Liga de Fútbol Profesional
será la entidad organizadora en la que recaiga la competencia y titularidad de
los contratos de comercialización de los derechos televisivos en el caso de que
los partidos de Liga, tanto de Primera, como de Segunda. Y en el caso de los
partidos de Copa del Rey y de Supercopa, será la Real Federación Española de
Fútbol la entidad encargada de comercializar dichos partidos.
Dos limitaciones importantes y genéricas se imponen a los
futuros contratos: ninguno podrá tener una duración mayor de 3 años, y además
en todo caso se debe respetar lo establecido por la Ley 7/2010, General de
Comunicación Audiovisual, en su artículo 20 y en la Disposición Transitoria
Sexta (que obligan, por ejemplo, a que todas las semanas haya un partido de
Primera en abierto y a que la final de la Champions o la Copa del Rey sean
también en abierto).
Criterios de reparto de los derechos de emisión
televisiva de la Liga y la Copa
Sin duda, esta es la parte central del Real Decreto, la
que todo el mundo del fútbol español estaba esperando desde hace mucho, y la
que puede levantar alguna que otra ampolla, o curar alguna que otra herida. Sin
pretender llegar a la exhaustividad, vamos a ofrecer un esquema de la nueva
regulación legal en relación con la Liga:
- El 90 % de los ingresos por este concepto se repartirá
entre los clubes de Primera División. La mitad de este porcentaje se repartirá
a partes iguales entre todos los clubes (he aquí una de las principales
novedades).
- El 10% restante irá destinado a los clubes de Segunda
División, del cual al menos el 70% respectivo se repartirá a partes iguales
entre todos los clubes de Segunda.
- Luego habrá una fórmula de reparto del porcentaje
restante, en función de criterios como la clasificación de los últimas
temporadas, la implantación social (número de abonos y taquilla media de las
últimas 5 temporadas) y coeficiente de participación en la generación de
recursos.
- La diferencia de ingresos entre el club que más reciba y
el que menos nunca podrá ser superior a las 4,5 veces (límite que desciende
hasta las 3,5 veces en el caso de que los ingresos totales superen los 1.000
millones de euros).
- Se establece la creación de un Fondo de Compensación
para equipos que desciendan categoría. Este Fondo se compondrá de las
aportaciones de los clubes. Cada club aportará el 3,5% de lo que obtenga por la
comercialización conjunta de los derechos audiovisuales.
- Otros porcentajes de los ingresos de los clubes se
destinarán a otros fines de la LFP, la RFEF o el CSD, pero en todo caso tendrá
preferencia aplicarlos al pago de las deudas de los clubes con la Agencia
Tributaria o con la Seguridad Social.
En cuanto a la Copa de S. M. el Rey, los criterios son muy
parecidos, sustituyendo aquellos que se refieren a la clasificación en la Liga
por la posición en la Copa de aquellos clubes que hayan disputado al menos los
Octavos de Final durante las últimas 5 temporadas anteriores.
¿Más dinero, mejor espectáculo?
Esta nueva situación ya ha entrado en vigor, por lo que
irá implantándose poco a poco, conforme vayan venciendo los contratos
individuales existentes, hasta una total negociación conjunta de los derechos
de emisión audiovisual. En un breve plazo, la Liga al completo negociará y
venderá estos derechos al mejor postor, en procedimiento abierto, transparente
y objetivo. Se espera con ello que la fuerza negociadora de los clubes sea
mayor, y que el precio de adjudicación, con los ingresos por club
correspondientes, suban (al menos, para 18 de los 20 equipos actuales). Todos
damos por seguro que ello conllevará una mejor y más saneada situación
económico-financiera de los clubes, más capacidad de compra de jugadores de
élite, y una competencia mayor y más igualada. ¿Será realmente así? Hay muchas
posibilidades. El camino está por recorrer. La puerta está abierta. Las opciones
están por definirse y escogerse. Si la gestión de los clubes es buena y
sensata, es posible que pronto veamos, por ejemplo, al Villarreal disputar el
Campeonato de Liga, o al Elche luchar por los puestos de Europa League. Pero si
los dirigentes españoles sólo ven dinero con que financiar sus aventuras o
enriquecer sus patrimonios; y lo que es peor, si la llegada de más dinero a las
arcas de los clubes produce una inflación desordenada en los precios de los
traspasos o en las comisiones de los agentes, no habremos ganado nada y
volveremos al punto de salida.
Pero al menos estamos ante una decisión que había que
tomar. No sé si la más valiente o la más acertada, pero en todo caso necesaria,
porque reducir las diferencias de ingresos entre unos clubes y otros, al menos
en algunos conceptos, es el primer paso para lograr una competencia mayor y un
campeonato más emocionante. Ahora le toca a los clubes hacer lo correcto; y a
la Federación y a la Liga, no molestar o molestar lo menos posible.
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