miércoles, 10 de septiembre de 2014

Si bebes, no arbitres


Ya lo dice la DGT: “Si bebes, no conduzcas” y qué mejor conductor hay en un partido de fútbol que el árbitro. Debería ser condición ‘sine qua non’ que las personas que beban no tengan que hacer en las horas siguientes ningún tipo de actividad que tenga a personas a su cargo.

Pero pongámonos en situación: domingo a las 12 del mediodía de un campo de tercera categoría territorial (en este caso tercera catalana). Estaba trabajando en la radio, cubriendo el partido, como cualquier otro día de domingo cuando comenzó el tremendo y lamentable espectáculo que podéis imaginaros. Algo ya olía raro desde el calentamiento, y es que el árbitro llegó al campo 4 minutos antes del saque inicial y todo fueron prisas y correcalles de última hora. Transcurría el partido sin más incidencias, hasta que en el minuto 5 el árbitro paró el juego para refrescarse (sí es cierto que había 28 grados y un sol de justicia pero parecía raro). La actitud del árbitro hacía sospechar que no estaba en óptimas condiciones porque se inventó dos penaltis a favor del equipo local, uno de ellos ¡3 metros fuera del área!. Con el resultado de 1-1 se llegó al descanso. En el intermedio se me acercó el delegado para comunicarme que el partido quedaba suspendido porque el colegiado “estaba indispuesto”. Durante la retransmisión, incidimos bastante en su estado de embriaguez; tanto que diversas personas se dirigían al delegado diciendo “en la radio están hablando de que el árbitro va borracho” y efectivamente, fue así. Se comunicó la situación a la FCF (Federación catalana de fútbol) y ellos llamaron a los Mossos d’Esquadra para hacer soplar al colegiado. Éste se negó a soplar ya que al no ser “un peligro vial” no pueden hacerte la prueba. Tras media hora encerrado en la caseta de los árbitros salió y pudimos hacerle un par de preguntas sobre su estado a lo que nos contestó con “el desayuno me ha sentado mal. Yo creo que es un golpe de calor”. Puede que fuera un golpe de calor porque minutos después se desplomó sin llegar a perder el conocimiento y requirió de ayuda médica. Una ambulancia rápidamente se presentó en el campo y fue evacuado al hospital más cercano donde le hicieron un lavado de estómago. Los entrenadores, por suerte, se tomaron a broma lo rocambolesco de la situación y disputaron el encuentro pasadas un par de semanas.

La moraleja de esta historia es que puedes salir de fiesta (en estas categorías los árbitros suelen tener entre 20 y 25 años) pero nunca debes descuidar tus obligaciones. Si todos hiciéramos lo mismo, quién sabe qué nos podría pasar. Viviríamos en una sociedad más caótica, más desordenada y, sin duda, más peligrosa.

Artículo escrito por: @parrupa

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