miércoles, 25 de marzo de 2015

El tulipán que se negaba a volar


Aerofóbia o fobia a volar. Este es temor que nos privó de disfrutar en más ocasiones de uno de los mayores talentos del fútbol holandés y mundial: Dennis Nicolaas Maria Bergkamp.

Ámsterdam (10 de mayo de 1969) tuvo el placer de ser la ciudad natal de esta leyenda futbolística. Su nombre sobrevino de la admiración de su padres a Denis Law (ex-jugador escocés y leyenda de Manchester United), pero no se imaginaban lo alto que Bergkamp dejaría su nombre.

Con apenas 11 años, Bergkamp entra a las categorías inferiores de AFC Ajax, pero no sería hasta el 4 de diciembre de 1986 cuando el mismísimo Johan Cruyff lo hiciera debutar profesionalmente con el primer equipo ajaccied. Sus números con el conjunto del Ajax crecen notablemente temporada tras temporada, dejando constante muestras de su incuestionable talento. En 1987 gana la Recopa de Europa, una Eredivise en 1990, en 1992 una Copa de la UEFA y en 1993 conquista la Copa Holandesa. Además, sus cifras goleadoras son de lo más notables y tras perder el título de máximo goleador en la temporada 1989/90 (lo ganó Romario con el PSV Eindhoven), una temporada más tarde consigue la friolera de 25 goles. Esto le sirve para, el 26 de septiembre de ese mismo año, debutar con su selección nacional -Holanda- frente a Italia.

Las dos temporadas siguientes serian un “suma y sigue” en su carrera, siendo el máximo goleador y proclamado mejor jugador de una liga que se le quedaba pequeña para su enorme talento. Sus números en el Ajax: 239 partidos, 122 goles. Casi nada.

Tras llamar la atención de todos los grandes clubes europeos, el maestro holandés decide poner fin a su etapa en su club natal para comenzar una nueva aventura. La ciudad elegida es Milán, el club: El Inter de Milán. Comienza su estancia en el Inter en el año 1993, pero pronto se dio cuenta de que el fútbol italiano no permitiría que desplegara todo su talento. La solidez defensiva que caracteriza al Calcio no le permite anotar muchos goles. Esa misma temporada el Inter queda demasiado lejos de los puestos de honor, aunque en Europa consiguen alzarse con la Copa de la UEFA, en la cual Bergkamp llega a anotar 8 goles.

En el verano de ´94 tocaba Mundial. EEUU organiza la cita y Holanda es una de las participantes. Dennis Bergkamp es una de las incuestionables figuras de la Naranja Mecánica. Pero antes de disputar el mundial, la vida de Dennis cambiará para siempre.

Durante el viaje de la selección orange a tierras norteamericanas, el vuelo en el que viajaba sufre problemas. El avión entra en una bolsa de aire que les hace caer durante unos segundos. Sin mayor transcendencia que el susto, es el momento en que Bergkamp decide no volver a volar. Montar en avión se convierte en su fobia, su temor.

Aquel susto no lo aleja de su talento, ni mucho menos. En ese mismo mundial, Bergkamp se convierte en la figura de su selección. Caen en cuartos contra Brasil (que acabaría siendo la Campeona del Mundo), por 3-2, siendo Dennis autor de un hermoso gol.


La temporada siguiente al mundial es sumamente decepcionante con el Inter de Milán, por lo que Máximo Moratti (propietario del Inter) decide traspasarlo. Su nueva casa está en Londres, su nueva familia: el Arsenal. Su fichaje se cierra en poco más de 7 millones de libras, y como cláusula, Bergkamp incluye su negativa a volar. Su fobia, latente en su nueva decisión.

Llega a un grande de Inglaterra, un club histórico que vivió sus mejores años en la década de los ´30 y que buscaba por aquel entonces su consolidación como club grande de Europa. La primera temporada en Arsenal no llega a ser lo suficiente prolífera en goles. En septiembre del ´96 llega al conjunto gunner Arsene Wenger como nuevo entrenador. Wenger llega con una idea atrevida de fútbol, en la que el talento de Bergkamp encaja perfectamente. La insuperable clase que atesora en sus pies comienza a reescribir la historia del Arsenal. Pero no sería hasta la temporada 1997/98 cuando Dennis se destaparía como máximo goleador y mejor jugador de la Premier League. Consecuencia: el Arsenal, campeón de Premier League y FA Cup.

El histórico Arsenal vuelve a dominar en Inglaterra como en antaño. Los aficionados tienen claro quién es su ídolo, el 10, Dennis Bergkamp. En 1998 disputa el Mundial de Francia. Su paso será recordado por un bellísimo tanto a Argentina en cuartos de final:


En semifinales se cruza con Brasil y, como en EEUU, vuelven a ser eliminados.

Las temporadas siguientes en Londres no hacen más que evidenciar lo sabido: La clase de Bergkamp es única. Sus jugadas, sus goles, su elegancia. El 10 holandés consigue que toda Europa tema al Arsenal. Su importancia en el equipo es tal, que en partidos cruciales de Europa, como Rusia o España entre otros, Wenger le permitía viajar en coche días antes para que el genio tulipán pudiera participar debido a su aerofobia.

A pesar de la irrupción de otra leyenda como Thierry Henry, Bergkamp es temporada tras temporada el jugador más aclamado por los hinchas de Arsenal. Saben que les devolvió a la gloria. Sus goles son puro arte. Al alcance de muy pocos, como prueba de ellos el gol que marco a Newcastle y que el propio Wenger describió como “increíble”. Quizás de los más bellos goles jamás marcados por un futbolista:


Tras 11 temporadas deleitando al club londinense, con 3 Premier Leagues, 4 FA Cup y 4 Community Shield en su palmarés y en las vitrinas de Arsenal, en 2006 disputa su último partido en la Final de la Champions League que Arsenal pierde 2-1 contra el F.C. Barcelona en Paris. Pudo ser el colofón final a una carrera.

¿Quién puede hablar de Arsenal sin hablar de Bergkamp? Tan grande fue Dennis para Arsenal que incluso los aficionados londinense llegaron a insinuar que Highbury Park (aquel característico estadio de Arsenal) se quedaba pequeño para ver a Bergkamp, por eso la inauguración del Emirates Stadium sirvió como homenaje al, posiblemente, mejor jugador de la historia del Arsenal.

Tan grande fue Dennis para Arsenal que tras la presión de los fans, el 16 de abril de 2006 los directivos decidieron nombrar “El día de Bergkamp”. Aquel día los aficionados gunners lucían camisetas naranja con el 10 y las iniciales DB.

Tan grande fue Dennis para Arsenal que en la entrada del Emirate Stadium permanece inamovible una estatua que reproduce al astro holandés y, al mismo tiempo, recuerda a todo aficionado al fútbol quien es el dueño del corazón gunner.

Pasarán años, décadas y en Londres la figura de Dennis Bergkamp será la de aquel rubio holandés que llegó a Highbury con miedo a volar, pero que, sin embargo, voló más alto que ningún otro jugador en la historia del Arsenal.

Artículo escrito por: @oscargomesende

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